«Quiero que mi hija vaya a la escuela y aprenda, pero también es importante que trabaje en el campo y aprenda a amar la tierra».
– Bibiana, Productora en la Red de Amaranto Mixteca— Agustín, Productor y Miembro de la Red de Amaranto Mixteca


«Quiero que mi hija vaya a la escuela y aprenda, pero también es importante que trabaje en el campo y aprenda a amar la tierra».
– Bibiana, Productora en la Red de Amaranto Mixteca— Agustín, Productor y Miembro de la Red de Amaranto Mixteca
El uso de prácticas agroecológicas va de la mano con la visión de Puente de la soberanía alimentaria.
La agroecología es el acto de usar ciclos y procesos naturales junto con tecnologías apropiadas para crear sistemas agrícolas autosostenibles que eliminarán la necesidad de insumos químicos nocivos, que reciclarán nutrientes mediante el uso de fertilizantes orgánicos y que diversificarán los cultivos. La agroecología reduce los costos de los insumos, proporciona autonomía de las corporaciones y la influencia gubernamental, diversifica las oportunidades de ingresos y produce diversos productos para un impacto nutricional más completo.
La agroecología no es solo una técnica agrícola. Es una práctica socioeconómica que valora a las personas y al medio ambiente sobre las ganancias. Valora la equidad, la solidaridad y la producción y el consumo responsables, creando espacio para que los pueblos indígenas, así como las mujeres, las personas de color y lxs jóvenes tengan voz y asuman roles de liderazgo.
En la lucha por la soberanía alimentaria, la agroecología es una herramienta de transformación que proporciona un nuevo modelo de producción, distribución y consumo fuera de la agricultura industrializada.
Por cada peso pagado en alimentos industriales, pagamos dos pesos en daños a nuestra salud y medio ambiente.
La edad promedio del pequeñx agricultorx en México es de 67 años. A medida que lxs jóvenes de México y el mundo se dan cuenta del daño que se ha causado al medio ambiente, la agroecología ofrece la oportunidad de reparar el suelo y los sistemas de agua limpia, así como crear oportunidades económicas en las comunidades rurales una vez más. Puente trabaja para capacitar a lxs líderes jóvenes para que comprendan que hay esperanza, valor y promesa al trabajar la tierra.
la diversidad
sinergias
la eficiencia
la resiliencia
reciclaje
colaboración e intercambio de conocimiento
cultura y tradiciones gastronómicas
la gobernanza responsable
economías circulares y solidarias
el valor de las personas y la comunidad
«En los dos años desde que comencé a plantar todos mis cultivos agroecológicamente, los granos de maíz y amaranto son gordos, hermosos y maravillosamente impredecibles.»
– Don Manuel, Campesino, Red Amaranto Mixteca
México es el centro de origen y diversificación de la semilla de amaranto. Las especies Amaranthus cruentus y Amaranthus hypochondriacus tienen una antigüedad en México anterior al 1000 A.C.
Como alimento, el amaranto es extraordinario por su diversidad de usos. Se consumo en varias formas: semilla, harina, cereal y hojas. Se le puede incorporar fácilmente a la dieta cotidiana de una familia mexicana.
En náhuatl, el amaranto es “”huatli””, «el dador más pequeño de la vida».
Este nombre es una combinación perfecta, ya que el amaranto es una planta anual de rápido crecimiento que puede crecer hasta 5 cm por día, cuya semilla y hoja tienen una gran cantidad de propiedades nutricionales, y cuya pequeña semilla tiene una capacidad de almacenamiento de hasta 20 años en buen estado y condiciones.
Para los pueblos precolombinos mesoamericanos, el amaranto era tan importante como el maíz y los frijoles, el maíz y los frijoles. Formaba parte de la dieta diaria de los mayas, aztecas e incas. Los mexicas producían de 15 a 20 mil toneladas de grano de amaranto al año, con mayor frecuencia como “”atolón””, una pasta mezclada con maíz, miel y chiles, envuelta en hojas de amaranto. Sin embargo, el amaranto desapareció de los campos mexicanos y las mesas familiares cuando llegaron los españoles y gobernaron entre 1577 y 1890. Hoy en día, solo se producen 4,700 toneladas de amaranto cada año en México.
Hoy, la principal causa de muerte en Oaxaca es la enfermedad cardíaca, la segunda es la diabetes y la sexta es la desnutrición. Todas estas enfermedades están fuertemente relacionadas con la dieta, lo que significa que tenemos la oportunidad de revertir estas estadísticas con cada comida. El alto valor nutricional de amaranto y su relación histórica con Oaxaca lo convirtieron en una opción poderosa para la misión de Puente.
El amaranto proporciona energía, como los cereales; proteínas, como las legumbres, y vitaminas y minerales como las verduras. Es una fuente importante de vitamina A, B, C y D, potasio, calcio y hierro. Se considera un “”pseudocereal”” porque es similar a un cereal, pero con un valor proteico mucho mayor. Contiene lisina, un aminoácido raro en otros cereales que ayuda al crecimiento, la formación de enzimas, los anticuerpos, la obtención de energía y la síntesis de proteínas. Puede contener hasta el doble de proteínas y siete veces más fibra que el arroz, y proporcionar 10 veces más calcio que el trigo.
La semilla de amaranto es una fuente importante de fósforo que favorece la absorción de calcio. Sus hojas también son una fuente de ácido fólico, esencial en la formación de glóbulos rojos y material genético, y por lo tanto especialmente importante en mujeres que están o pueden quedar embarazadas. La semilla se puede consumir como un cereal reventado, hervida, tostada o molida en una harina. Como es rico en proteínas y sin gluten, es un ingrediente valioso para su uso en dietas saludables, celíacas y / o de origen vegetal.
El valor de mercado del amaranto es tal que lxs agricultorxs pueden ganar considerablemente más amaranto que otros cultivos de granos; el beneficio neto del cultivo de amaranto es más de tres a cinco veces el beneficio neto de otros cultivos de granos.
El amaranto es una planta C-4 que es resistente a la sequía, lo que significa que es una excelente opción para diversificar los cultivos, especialmente dados los patrones climáticos globales impredecibles que han impactado recientemente la agricultura y los medios de vida en Oaxaca.
«Al principio, mi familia estaba harta de comer amaranto mientras probaba mis productos. Luego se dieron cuenta tanto de las posibilidades de sabor como de los beneficios de sentirse mucho más saludables, por lo que pidieron más.»
– Yuri, promotora comunitaria de Familias Saludables